Este proyecto representó un desafío estructural importante, ya que la vivienda multifamiliar debía construirse sobre un lote con dimensiones limitadas y condiciones de cimentación exigentes. El diseño contemplaba tres niveles inicialmente, pero debía estar preparado para soportar una futura ampliación vertical, con hasta cinco departamentos independientes orientados al alquiler.

Esto exigió un planteamiento estructural sólido, con análisis detallado de cargas, distribución de columnas y losas, y un enfoque especial en la estabilidad general del edificio. Además, el cliente tenía como prioridad mantener una buena iluminación natural y una distribución funcional, sin sacrificar metros útiles ni ventilación, lo que implicó un trabajo coordinado entre arquitectura y estructuras para equilibrar estética, habitabilidad y resistencia.